“Guárdame las vacas”, anónimo español del siglo XV, y “Siete diferencias sobre Guárdame las vacas”, de Luys de Narváez (ca. 1540)
Para la penúltima entrega de la serie “Hits bailables del
medioevo”, aquí va un tema que fue muy famoso, número 1 en todos los charts de
la segunda mitad del siglo XV desde Toledo hasta Aquisgrán, y sin embargo, hoy
es imposible de oír: no hay ninguna versión confiable de “Guárdame las vacas”
en su forma original, así que este posteo (escrito en un rincón poco
iluminado de mi escritorio, en mi nuevo trabajo oficinesco) requerirá de
ustedes una buena cuota de comprensión, imaginación y cariño.
Hablando de eso: me emocionaron todas las muestras de buena
onda, sorpresa, ternura y/o profunda pasión que despertaron mis apuntes sobre
“China in your hand”, la semana pasada; en especial entre las lectoras
femeninas (que son, por supuesto, el 95% de toda la matrícula del blog).
Evidentemente muchas de ustedes aún se ven profundamente influidas por los
lentos, voy a pasarle el dato a los científicos de la Universidad de
Connecticut (conocidos de mi hermana la Pata), algo tendrán que decir sobre esto.
Volviendo a nuestro hit medieval: conocemos, de “Guárdame
las vacas”, la línea melódica principal y solamente dos versos de la letra.
La melodía es la que pueden escuchar en los primeros 21
segundos de este videoclip, por mi amigo Trond Bengston, un laudista aficionado
noruego que intenta, con mucho esfuerzo, sobreponerse a la parálisis de su dedo
meñique derecho:
La letra, en tanto, es la siguiente:
Guárdame las vacas, carillejo, y besarte he;
si no, bésame tú a
mí, que yo te las guardaré.
No sabemos si esas dos líneas son TODA la letra (lo que no
sería imposible, pues ya sabemos que los medievales preferían las canciones
breves) o son solamente el estribillo; en todo caso, si había estrofas
distintas, no las conocemos.
Los dos versos, sin embargo, dejan bastante tela que cortar.
Habla una muchacha campesina que le hace, sin vueltas y yendo directamente al
grano, una curiosa propuesta a un “carrillejo” (apelativo que no puedo decidir
aún si significa “cachetoncito” o “joven carrero”): “si me guardás las vacas,
te doy un beso”.
Uno podría pensar que la vaquera es extremadamente vaga (mi
tipo de chica), para intentar comprar con algo tan íntimo como un beso una
tarea que no parece, al menos con los datos que tenemos, tan complicada: llevar
unas vacas hasta el corral. Pero enseguida ella le presenta a su carrillejo
(también pastor-vaquero) una opción: “si preferís, dame un beso vos, y yo
guardo las vacas tuyas”. Con lo que nos damos cuenta de que la cuestión de
guardar las vacas es secundaria: lo que ella quiere es el beso.
No sabemos la respuesta del carrillejo, pero hay ofertas difíciles de rechazar.
Es una letra sexy, atrevida, pícara y alegre, y mucho más si
recordamos que la canta una mujer y que estamos en el siglo XV en España (la Inquisición Española
comenzó su período de auge en 1478, como para ubicarnos mínimamente).
En todo Youtube solamente encontré una versión cantada, con arreglo
para guitarra de Francisco Salinas e interpretada por la vihuelista portuguesa
Marcia Taborda. La canción empieza en el segundo 45, antes de eso Marcia
recita, en un idioma ligeramente parecido al castellano y con un tono mucho más
irritante que conmovedor, un poema de Lope de Vega. En la versión de Taborda,
la letra de “Guárdame las vacas” se completa con unas rimas de la picaresca
española, los versos de “Fray Antón”, que son bastante más subidos de tono que
los de las vacas y no tienen casi nada que ver con ellos, pues aquí se habla de
un cura o fraile al que se defiende (“no hables mal de él, porque es mi
enamorado y yo lo adoro”), a pesar de que no suena muy acorde con los votos
religiosos el que el padre Antón le saque “algunas cosillas” a ella y le
toquetee el busto, mientras ambos rezan, arrodillados, en la penumbra de la
iglesia:
No le digáis, madre, mal al padre fray Antón:
es mi enamorado y yo le tengo en devoción.
Cuando estamos juntos, ambos de rodillas,
Sácame por puntos algunas cosillas,
háceme cosquillas en el corazón.
No le digáis mal, que yo le tengo en devoción.
Por Marcia Taborda:
Lo que sí conocemos ampliamente, de “Guárdame las vacas”,
son las diferencias que compuso el guitarrista Luys de Narváez, alrededor de
1540. Diferencias es un género musical que comenzó más o menos por esa época,
pero que se hizo realmente famoso mucho después, en el romanticismo, con el
nombre de variaciones (Beethoven, por ejemplo, amaba ese género) y que consiste
en tomar una melodía, presentarla y luego repetirla pero en versiones siempre
diferentes (mostrando, por lo general, a la vez que la creatividad del
compositor, el virtuosismo del intérprete).
Las “Siete diferencias sobre Guárdame las vacas” se
hicieron, gracias a la notación musical y a la fama de Luysito, mucho más
perdurables que la canción original. Recuerdo que, cuando estaba en el
conservatorio municipal estudiando canto, en toda audición de guitarra que se
preciara, los alumnos de años semi-avanzados siempre interpretaban esta pieza,
que es bella y difícil, pero no tan difícil como muchísimas otras, por lo cual
se deja abordar amablemente por guitarristas en formación. Esta famosa obra
medieval-renacentista para guitarra es, sin dudas, muy escuchable (no tan
bailable, eso sí, como el “tema madre”).
Diferencias (variaciones) de Luys de Narváez:
Por detrás de la dulce melodía, si uno se esfuerza, puede
escuchar todavía la oferta del beso e imaginar a las vacas libres mirando
pensativas a los dos jóvenes, lo que vuelve a la canción mucho más fresca y
divertida que si pensamos que es solo “música vieja”.
Y creo que eso es todo por hoy, me despido: tengo que reunir
a mis propias vacas (a menos que alguien tenga otra propuesta).
DJ Vaquero
Muy bueno su texto! Estoy investigando este tema desde hace algún tiempo y sus explicaciones fueron muy importantes. Gracias
ResponderEliminarSuerte con las vacas ...
;)
Gracias a vos por la lectura y el comentario. Saludos!
EliminarMuy divertido. La verdad es que la diferencia entre dame un beso o te lo doy yo... deja a las vacas en un limbo. La versión de las diferencias muy buena, tal vez rápida. Saludos
ResponderEliminarSí, es cierto, es un porquito rápida la versión. Es que a los concertistas les gusta demostrar su virtuosismo con la velocidad. Gracias por el comentario.
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